Buenas tardes, Álvaro. En principio, tengo que decirle que cualquier edad y momento es bueno para estimular a un bebé. Cuando un niño nace, sus padres lo toman en brazos, le hablan, le dan besos, lo acarician, lo mecen, le cambian los pañales, lo alimentan, lo bañan, le miran a la cara… O sea, lo están estimulando porque están enviando una serie de mensajes a su cerebro que serán procesados y que permitirán que el niño vaya poco a poco reaccionando al entorno. Así pues, no hay edad para estimular; lo importante es adaptar las actividades y los objetivos a la edad del niño y a sus niveles de desarrollo. En cuanto a la motricidad gruesa, se pueden potenciar los reflejos hasta los 2 o 3 meses; se hace una estimulación vestibular; unos masajes por todo el cuerpo; tratamos de mejorar el control cefálico, la sedestación; la adquisición de cambios posturales; los desplazamientos (rastreo, gateo, marcha), etc. Y respecto a la motricidad fina, podemos potenciar la coordinación mano-boca y ojo-mano desde muy pronto; la prensión voluntaria; ir mejorando esa prensión hasta conseguir la pinza digital; cuando el niño sea capaz de poner objetos en recipientes (continente-contenido), se puede ayudarle a que vaya perfeccionando su coordinación; y así sucesivamente, siempre de acuerdo con los niveles y adquisiciones del bebé. En resumen, adelante con los faroles sea cual fuere la edad del niño, pero no olvide que esa estimulación debe ser estructurada, adecuada a la evolución del pequeño y basada en las rutinas diarias que despierten su interés. Seguimos en contacto para lo que necesite. Un abrazo. Isidoro Candel