Flórez y Garvía explican las claves de la psicoterapia y la farmacoterapia en su nuevo libro
Conversamos con el doctor Jesús Flórez, quien realiza un repaso de «Psicoterapia y Farmacoterapia en la Discapacidad intelectual«, su guía dirigida a quienes tienen responsabilidad por el bienestar físico y mental de personas con cualquier tipo de discapacidad intelectual: familiares, educadores, cuidadores, profesionales sanitarios, asociaciones y centros especializados.
«Psicoterapia y Farmacoterapia en la Discapacidad intelectual» nace para «ayudar a tener el convencimiento de que es posible disponer de instrumentos terapéuticos, sólidamente fundamentados, que mejoran la vertiente mental y conductual de la persona necesitada», tal y como apunta el autor.
Una parte importante de la obra está dedicada a demostrar que, pese a la opinión generalizada de que una persona con discapacidad intelectual no saca provecho de la psicoterapia, ésta puede resultar enormemente positiva si se realiza de una forma ajustada al individuo. Es decir, se trata de encontrar el equilibrio y saber cuando es necesario acudir al psicoterapeuta, ni se debe acudir ante el mínimo problema o cambio conductual, ni tampoco dejarlo hasta que ya sea demasiado tarde para resolver el problema.
Es importante tener en cuenta que es fundamental que «el psicoterapeuta conozca a fondo lo que es la discapacidad intelectual y esté bien entrenado en la comunicación con el individuo al que analiza».
Otro aspecto al que Jesús Flórez hace referencia en su libro es a la importancia de saber diferenciar entre diferentes trastornos neurobiológicos, como el autismo o el TDAH, y rasgos conductuales o circunstanciales. Lo importante, según explica Flórez, es que haya «una fluida comunicación entre los profesionales responsables de la educación y de la salud mental, en su más amplio sentido, y los familiares y cuidadores que atienden al individuo concreto».
En la obra, se comentan gran cantidad de ejemplos reales que pueden ayudar al lector a conseguir una perfecta comprensión de un libro, que aparentemente puede parecer complicado para quien no tiene una base sólida sobre las áreas analizadas. Por otro lado, aunque es cierto que la parte dedicada a la farmacoterapia es algo más específica y exige conocimientos del funcionamiento del cerebro, de las modificaciones patológicas y de la naturaleza de los fármacos, el autor ofrece unas pautas generales y recomendaciones que deben ser conocidas por cuantos están alrededor del individuo que necesita medicación: público general y familiares.
Además, en lo referente a la farmacoterapia, Flórez ha querido señalar en una entrevista a DOWN ESPAÑA que en demasiadas ocasiones se prefiere recurrir a un medicamento que «apacigüe» al individuo en lugar de buscar debidamente la causa de un determinado problema de conducta para corregirlo. Tal es el caso de aquellos aquellos profesores que pese a dedicarse a la educación inclusiva, «sólo aceptan tener en sus aulas a escolares con discapacidad intelectual si están convenientemente sedados».